TIERRA NARANJA


Con el frío en las vértebras
se van estremeciendo los poros,
mordisco en las mejillas fructíferas
que provocan la mansa sensibilidad.

El cuerpo se dilata
un cucú del reloj  llama para despertar,
pero nadie duerme, el cucú perdió su tiempo.
De lejos picotea el eucalipto,
de cerca lo enciende humeando las venas de aire.

Escucho las abejas descomponerse
tocar un violín con las iniciales del néctar.
Lo veo sólo
le mando suicidios como tambores
 inerte al temblor
el tap tap ébano del trapiche,
se va arando el camino
va dejando la ceiba en la llaga.

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