IGUANA


Todo comenzó en el zar de la brújula,
la flecha apuntó en las grietas recién nacidas
el parto volvió  a doler al marcharte
no hubo piedras para tropezar
ni carreteras para huir.
Inverné por más de cien mil lagartos,
vagué en los cactus fracturados,
sembré las últimas lagrimas.

No estamos desvariando…aguarda.

Veo sombras terracotas,
son amorfos los murmullos
vuelves con el otoño arremangado
con trigales como alimento,
destino de ser libre
en el centro de mi cuerpo.
Sabes que siempre en él
se esconde una iguana,
tu máscara árida la quiere espantar
se pierde en remolinos
dos o tres días.
No tardes
se esconde en tu bolsillo
volcán de angustias.
Devuélvemela
que yo la necesito
para darle misterio a tu abandono.                                                                                                                              

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