CALAMIDAD DE LA TARDE


                                                                                     A Diego Ortiz


El silencio tiene más odio que las palabras,
mi mentira,
el odio de todos los amantes olvidados
de los que esperan con la cama envejecida
la llegada de esa luz nocturna
que titubea el llanto de una niña,
demasiado lírico
demasiado temor
demasiado veneno.

De los que sirven el té
 antes de la seis
con el delirio anunciado
en retardar la lluvia, 
soplar el aroma del calor
hacia los glaciales de la ciudad
y esperar con el roce del mantel
la llegada de un refugio con cuerpo.

De los que abren los ojos sin sueño
y dejan las agonías elevarse,
de los que llaman a un árbol piel
en vez de amante bajo corteza.

De esos soy,
del odio enamorado,
del sentir mitigado,
con el fervor de nunca 
dejar de mover los objetos
que me hacen recordarte:
infinitos.

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